El deseo de superación nos lleva a los seres humanos, a veces, a esfuerzos agotadores. Feliz de aquel que tiene un alma caritativa que pueda solazar su cansancio para retomar la tarea con mayor entusiasmo, juas. Pasen y vean. No se van a arrepentir.
En esta casa, todos tenemos la suerte y el privilegio de estar cursando o haber cursado estudios universitarios. Sabemos muy bien de qué se trata eso de pasarse horas y horas leyendo, haciendo resúmenes, cuadros sinópticos... Litros y litros de café en las vísperas de exámenes. Contracturas. Dudas existenciales. Ganas de largar todo por la borda y resignarse a una vida más modesta pero libre de esas presiones que, estúpidamente, uno piensa que los no profesionales no padecen, je.
Por fortuna, también contamos con maridos y amigos que acuden en nuestro auxilio cuando las fuerzas empiezan a flaquear, juas.
Tal es el caso de la historia de hoy, en la que el apolíneo Mason Dean busca refugio en su entepierna antes de que cerebro estalle en mil pedazos.
Muy cerca de él, Kai Loscks (¡ese flacucho me vuelve loco!) observa la escena y (como todo buen samaritano haría) ofrece sus servicios para que el estudiante alcance una relajamiento óptimo que le permita continuar con su aprendizaje, jajajaja. ¡Y vaya que hace un trabajo excelente!
No me animo a asegurar que Mason quedara en condiciones de seguir con el estudio, pero no dudo que todos ustedes también querrán unirse al dúo para colaborar.
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Si ves algún enlace caído, avisanos para poder reponerlo. Gracias.
Valla vallaaaaa.... La letra con lubricante entra jajajaja.
ResponderBorrarBesitossss !!!!
¡Por Diorrrrrr! ¿Por qué no se me ocurrió a mí ese título????? jajajajajajaja
BorrarEXCELENTE
ResponderBorraresto es sexo bien hecho!
ResponderBorrarMira que me he pasado horas estudiando a lo largo de mi vida, pero nunca hice una pausa que se pareciera el algo a esa... ¡Cuanto tiempo perdido! Jajajajaja
ResponderBorrarUn abrazo