Un buen despertar (Recargado)

Continuando con el hábito (iniciado a comienzos de la pandemia) de revisar viejos archivos, encontré estas imágenes de una publicación que vaya uno a saber cuándo hicimos y en qué versión censurada de nuestro blog. Pero bien vale la pena recargarla para goce y disfrute de todos los bananeros de ley. Pasen, vean y tóquense con ganas.

Después de lo que se supone como una larga noche de agotadora actividad sexual, Scotty Marx abre los ojos y se descubre acurrucado junto al cuerpo exuberante del morochazo Brandon Foster. En tanta cercanía con semejante esplendor, es imposible alcanzar la absoluta plenitud y cualquier mortal querría siempre más y más. Y Scotty es tan mortal como cualquiera, de modo que sus manos se dan a la tarea de recorrer una vez más esas sinuosidades musculares que tal vez ya conocen de memoria. 

Está todo muy claro entre ellos y Brandon despierta de inmediato, sin necesidad de ese jueguito reprimido de hacerse el dormido mientras el otro mete mano.

Scotty tampoco se anda con vueltas. No pierde tiempo con mamadas y, apenas el falo del morocho se pone tieso como poste, se sienta sobre él y logra el encastre perfecto entre lo cóncavo y lo convexo. Aun así, el hermoso tejanito es lo más opuesto a un pasivo que uno pudiera imaginar. La quietud es ahora cualidad de Brandon, que se deja masturbar por el culo de Scotty en medio de una avalancha de jadeos reprimidos y fricciones que dificultan la contención de tanto placer.

Vendrá luego la revancha de Brandon, que se echará sobre la espalda de su amante y lo penetrará con fuerza y le arrancará gemidos maricones que oficiarán como combustible en el incendio de sábanas y sudores que se avecina.

Es la verga de Scotty la que explota primero. Sobre su propio vientre y con su hermoso pie en alto como bandera tensa de goce incontenible.

Y entonces sí, una vez vaciado de rigores inguinales, se dedica a lograr la satisfacción final de su compañero, que habrá de agradecer con tibia esperma la dulce caricia de los labios expertos.

Sexo y belleza en cantidad y calidad. Una escena al mejor estilo Randy Blue, donde el porno jamás termina con el polvo y se extiende siempre un poco más para mostrarnos que en la sexualidad intervienen personas y no máquinas de follar.

              

              

              

              

              

              

              

              

              

              

              

              

              

              

              

              

              

              

              

              

              

              

              

              

              

              

              

              

              

              

              

              

              

              

              

              

 

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