Hoy en BANANAS nos ponemos catedráticos y les vamos a contar una historia mitológica originada en las ardientes arenas del lejano Egipto. Sí, ya sabemos que se trata de un tema que no tiene mucho que ver con los putos que suelen pulular por esta página, pero seguro que le encontraremos la vuelta para que también esto lo encuentren interesante.
Según la Mitología Egipcia, Geb (dios de la tierra) y su esposa y hermana Nut (diosa del cielo) tuvieron cuatro hijos: dos de sexo masculino, Osiris y Seth, y dos de sexo femenino, Isis y Neftis. Siguiendo las tradiciones locales, cada hermano se casó con una de sus hermanas: Osiris con Isis y Seth con Neftis.
Osiris heredó el trono de su padre y tuvo oportunidad de enseñar a los hombres los secretos de la siembra y los cultivos, por lo cual se convirtió en un ser adorado por la raza humana. Eso despertó los celos de Seth, quien demostró ser un tipo muy taimado. Así pues, ambos hermanos se enemistaron y pelearon salvajemente en varias oportunidades. Hasta que, gracias a una treta traicionera, Seth pudo matar a Osiris. Pero no fue un simple asesinato y nada más, jeje. Para facilitar el ocultamiento del cuerpo, el muy turro lo descuartizó en catorce pedazos y los esparció por todo Egipto.
El triunfo inmerecido de Seth habría sido completo, si no hubiera mediado la inteligencia y el amor de Isis, quien (enterada de lo sucedido) buscó y buscó hasta dar con todos los trozos de su marido. Bueno, casi todos, porque nunca pudo encontrar el pene. ¡Desdichada Isis! Y no lo encontró porque se lo había comido una serpiente comilona.
Isis juntó todos los pedazos de su difunto esposo y gracias a sus extraordinarios poderes pudo volverlo a la vida. Lamentablemente, todo volvió a la vida, menos el bulto. Pero, mina al fin, ella estaba empeñada en tener un hijo de Osiris y para ello volvió a recurrir a sus poderes divinos. El hijo de ambos hermanos se llamó Horus.
Pero, claro, Seth todavía ocupaba el trono de Osiris, por lo cual Isis tuvo que ocultar a su hijo, ya que Osiris, nombrado dios de los muertos, carecía del poder suficiente para protegerlo. Así fue cómo el pequeño Horus quedó al cuidado de Toth, el dios de la sabiduría, quien lo crió y logró convertirlo en un guerrero excepcional. De ese modo, cuando Horus creció, se enfrentó a su tío con el propósito de recuperar el trono de su padre. Las leyendas hablan de innumerables y sangrientas batallas entre los dos dioses, luchas durante las cuales ambos recibieron heridas terribles.
En una de estas contiendas, Horus perdió su ojo izquierdo y estuvo a punto de morir. Pero el auxilio de Toth hizo la diferencia y Horus pudo recuperar la salud y su vista gracias al implante ocular del Udyat, un amuleto con propiedades mágicas que se transformó en su nuevo ojo.
Recuperado, Horus no se dio por vencido y retomó la lucha contra su tío hasta derrotarlo definitivamente y recuperar el trono de Egipto. Desde entonces, Horus reinó sobre las tierras ricas y fértiles del país y Seth fue relegado a los desiertos.
El Ojo de Horus sigue siendo hoy en día un amuleto muy influyente entre las personas que creen en sus poderes purificadores y protectores. Pero más allá de las supersticiones, los amuletos que hoy pueden verse no son bajo ninguna circunstancia el amuleto original. Cuenta la leyenda que el verdadero Ojo de Horus quedó sepultado en el fondo de una caverna cuya entrada ha sido hechizada. El hechizo consiste en hacer que todo aquel que se acerque a ella sienta una necesidad irresistible de entrar y, una vez adentro, una similar urgencia pero por salir. De ese modo, el que tiene la mala fortuna de caer en el embrujo, se la pasará entrando y saliendo hasta agotar sus fuerzas.
En base a ello, en un esfuerzo faraónico de producción, hoy BANANAS publica junto con esta peculiar historia algunas cavernas donde pudiera estar escondido el verdadero Ojo de Horus.
Ya sabrán ustedes si se animan o no a penetrarlas.
Maravilloso relato !!! En cuanto a a este extenso censo de cavernas, la verdad que hay algunas, que son tan prometedoras que seria una autentica herejia no explorarlas con detenimiento jajajaja...
ResponderBorrarBESITOSSS !!!
Los narradores de la mitología són de una imaginación inagotable... Aunque se os entiende todo y a mi me encanta esa maldición en esas cavernas que algunos han denominado el tercer ojo o el ojo ciego...
ResponderBorrarJajajajaja...
Un abrazo