Bananas Ardientes: El placer de dar placer (Recargado)

domingo, 26 de diciembre de 2021

El placer de dar placer (Recargado)

Publicado originalmente el 11/10/2020

A pedido de Mateo, vuelvo a publicar este video que salió del aire después de la última clausura de mi cuenta. Poco a poco voy reponiendo el material perdido.

Texto original de 2020

Pensé que nunca habíamos publicado este video. Se ve que sí cumplo mis promesas jajajaja. No se lo pierdan.

Por lo visto, la preciosura de Samuel apareció en nuestro blog más veces de las que recordaba. Este video lo debemos haber publicado obviamente antes del 2015.

Los protagonistas son Samuel y otro de los chicos calientes de TBW: DRU. No es tan bonito como Samuel, pero Dru es una máquina de coger (ya hemos visto alguna vez lo que le hace a otro niñato de estos llamado Hayden, video que por cierto voy a tener que recargar). En este caso es un poco más cuidadoso. Yo diría que es una escena muy tierna en la que queda más que claro que a Samuel le sienta muy bien la pija en la boca. ¡Qué lindo que la chupa!

A mí me trae recuerdos de mi adolescencia.

Yo debuté con un pendejo de mi barrio que se llamaba Antonio, pero todos lo conocíamos como Toñito y era dos o tres años mayor que yo. Era muy mariquita y yo era un pendejo repelotudo que no se animaba a decir a voz en cuello que era puto. Por alguna razón, él se dio cuenta. Algunos dirán que "ojo de loca no se equivoca". Puede ser, pero no le veía a Toñito muchas luces en esas cuestiones. En el barrio todo el mundo lo bardeaba y en mi casa (a pesar de que mis viejos son mataputos al punto de no soportar tener un hijo comilón) mi vieja le pagaba para ayudar en las tareas del hogar. Porque Toñito, además de marica, también era pobre.

Una tarde, en la técnica donde yo estudiaba faltó el profesor de taller y nos dejaron salir más temprano. Cuando llegué a casa, Toñito estaba terminando de lavar los vidrios de las ventanas. Mi vieja había salido a hacer trámites y estábamos solos. Yo no le daba pelota porque, ya saben, yo me las daba de machito. Pero él tenía intenciones para conmigo desde hacía rato. Así que no perdió el tiempo y me dijo de una:

- Seguro que tenés buena poronga.

Yo me quedé helado. Nunca había imaginado una situación así. Ni siquiera me animaba a fantasear con estar con otro chico, a pesar de que internamente ya sabía lo que me gustaba. Cualquiera hubiera dicho que era tímido, pero en realidad era un reprimido.

Como yo no contesté y me quedé mirándolo con la boca abierta (él después me dijo que era cara de "querer probar" pero no creo que haya estado pensando en eso en ese momento), él se me acercó y me manoteó el bulto con delicadeza. En un cerrar y abrir de ojos, ya estaba de rodillas ante mí, bajándome el cierre, metiendo la mano y sacando la pija que de zopetón ya se había puesto dura. Yo seguí inmóvil pero el corazón me iba a mil revoluciones.

No era la primera pija que Toñito se comía en su corta vida. Me la chupó y me hizo acabar en su boca al poco rato. Pero a mí no se me bajaba y él siguió chupando. Hasta que en un momento dejó de chupar, se bajó los pantalones y me dijo que lo cogiera.

¡Yo no tenía ni puta idea de cómo se cogía! Había visto alguna porno y más o menos entendía el mecanismo, pero con quince años jamás había estado ni cerca de hacerlo. Toñito me guió. Me ensalivó la pija, la acomodó entre sus nalgas y se echó hacia atrás para que entrara. Yo estaba tan nervioso que solo me dejaba hacer. Y también volví a acabar enseguida. Él no se molestó. Muy por el contrario, me lo agradeció y me dio el primer beso en la boca de toda mi existencia. Yo me sentí culpable y quise tocarle el bulto también a él, para ayudarlo a que acabara. Pero él me quitó la mano diciendo que ahí no había nada "digno de ser tocado".

De ahí en más, lo hacíamos cada vez que podíamos. Un par de veces me llevó a su casa para que me lo cogiera. Ya para entonces, yo tenía más experiencia y duraba un poco más. También lo conocí un poco más. Además de garchar, también solíamos charlar. Cuando estábamos en público, muy poco y disimulando. Pero cuando estábamos solos, éramos de hablar hasta mientras culeábamos. Así fue como me di cuenta de que él se dejaba hacer cualquier cosa, salvo dejarse tocar la entrepierna. Era su tabú. Detestaba su "cosita", como él llamaba a su pene.

Le gustaba coger con la luz encendida.

- Me encanta cómo me cogés. -me dijo una vez- Pero más me encanta VERTE cuando me cogés. Esa carita de felicidad no se paga con nada y con la luz apagada no podría mirarte. Me da placer darte placer.

Y el placer se le notaba porque siempre sonreía cuando lo cogía. Igual como lo hace Samuel en este video.

Al poco tiempo desapareció del barrio. Unos días antes me había contado que había decidido "hacerse puta", que necesitaba plata para operarse. Literalmente, la frase fue:

- Voy a ser la marica más feliz del mundo el día que tenga concha. Y ese día me vas a poder garchar sin culpa.

Nunca más lo volví a ver ni supe nada de él. Y si alguna vez lo reencuentro lo voy a abrazar y le voy a dar las gracias. Le voy a decir que nunca lo cogí con culpa. Con miedo puede ser. Confundido, seguramente. Pero esos polvos que nos echábamos en la clandestinidad jamás me avergonzaron. Más bien me dieron la certeza de que yo podía ser distinto a lo que se esperaba de mí. Que no tenía que convertirme en mi viejo.