Piernas y monstruosidades

Verano Juguetón - Capítulo 5

Tal vez lo habían olvidado, pero nosotros no. Habían quedado pendientes dos episodios de la peli del Verano Juguetón. Dos de las escenas más calientes de toda la filmografía del Bello Amigo. Aquí, la penúltima de ellas. Pasen y vean.

Cuando vi por primera vez esta escena, yo era apenas un pendejito que recién se iniciaba en las lides del sexo. Por aquellas épocas, mi proveedor de pornografía era Benjamín y, después de verla juntos, me dio una cogida de esas que no se olvidan. Yo me empecé a empalmar ya desde las primeras imágenes. La cámara se enfocaba exclusivamente en dos pares de piernas que yiraban en busca de acción y finalmente se encontraban casi en una caricia. Esa era la magia, la poesía sexual plasmada en imágenes tan característica de ese GD de los primeros años. Ya lo he dicho en otras oportunidades, pero ese magnetismo tan innovador y cautivante se perdió cuando el gran gurú de Praga se dedicó solo a producir, dejando la dirección de sus películas en manos de sus asistentes. No es que las nuevas producciones no sean buenas (¿cómo asegurar semejante blasfemia?). Sin embargo, las actuales carecen de una estética que, en su momento, revolucionó el mundo del porno gay, al menos para quienes saben disfrutar de algo más que un pone y saca.

Es obvio que las piernas de Dano Sulik y Filip Smirnov fueron el primer gancho de la peli pero no el único ni el más calenturiento.

Ya desde pequeño, tuve siempre un cierto rechazo hacia las indumentarias militares. Será tal vez una transferencia cultural de mi padrino, que hoy tendría unos sesenta años y había padecido en su juventud los años trágicos de la dictadura militar. Sin ningún tipo de disimulo, él odiaba a los militares y, como mi mentor intelectual, queriéndolo o no, instaló en mi psiquis un desprecio muy profundo por los uniformados.

Por esa razón, cuando la cámara deja de lado la exclusividad de las piernas y entran en cuadro las demás partes anatómicas de los protagonistas, la visión del camuflaje en la indumentaria de Filip me enfrió súbitamente y pensé que me arruinaría el disfrute.

¡Craso error!

Por fortuna, la carita de putita golosa de Dano al arrodillarse frente a su compañero equilibró la balanza del morbo. Y la aparición de esa verga descomunal terminó de reavivar el fuego que me nacía en la entrepierna. Por instinto, le manoteé el bulto a Benja y antes de que canta un gallo ya se la estaba chupando. Pero sin perder detalle de la película con el rabillo del ojo, juas.

Hasta ese momento, las pijas enormes como la de Filip eran todavía una fantasía para mí. Benjamín la tenía grande pero no tanto. Mientras miraba el video, trataba de reproducir las acciones de Dano e imaginaba lo que se sentiría con una verga monstruosa como la que él tenía en la boca.

Con el tiempo y gracias a la profesión, llegué a conocer herramientas semejantes. No son sencillas de manejar y hay que ingeniárselas para que todo resulte satisfactorio. Sobre todo si se trata de un cliente. Sin embargo, puedo dar fe de que no todo es como lo pintan. Una pija gigantesca da mucho morbo, sin ninguna duda, y tenerla dentro (por la boca o por la retaguardia) puede ser un placer difícil de igualar. Pero, aun así, las desventajas suelen estar centradas en la (in)experiencia de su portador o en su arrogancia. Y siempre es preferible lo primero a lo segundo.

Me he comido pendejos hiperdotados que no la sabían manejar. O, lo que es peor, padecían de la incontinencia propia de los debutantes. Tener entre las manos ese misil y verlo estallar a la segunda chupada suele ser, al menos, decepcionante. Y si resisten pero no manifiestan señales de vida más allá de su dureza también puede constituir una frustración. Casi nadie asume que la portación de un instrumento tal debería ir acompañada de un conocimiento responsable de su uso, juas. Pero, en todo caso, si solo se trata de inexperiencia, uno puede desarrollar su vocación docente también en ese plano y, con mucho tacto, dar consejos que puedan redundar en un mejor aprovechamiento de los recursos.

Lo que, a mi juicio, no suele tener remedio es el caso de los vergones pagados de sí mismos. Tipos para los cuales su existencia en el universo está sobradamente justificada con el tamaño desproporcionado de sus pijas. Estos son los peores especímenes de machirulo con los que me ha tocado lidiar. Se dicen activos, pero toda su actividad se reduce a echarse de espaldas en la cama y esperar a que uno haga todo el trabajo. A lo sumo podrán echarte una mirada, pero nunca podrás estar seguro de si te miran a vos o solo están admirando su propio pene surgiendo y enterrándose rítmicamente en tu boca o en tu culo. Ritmo que, por supuesto, es uno el responsable de mantener, puesto que ellos no están ahí para esas minucias. Su cometido se limita a aportar un salchichón que, a modo de tótem, debe ser adorado por la humanidad, juas.

Por fortuna, no parece ser el caso de Filip. Aunque en otras apariciones pudiera haber dado una impresión absolutamente contraria. No ha sido uno de los actores más participativos de la troupe del Bello Amigo y, en este momento, solo recuerdo haberlo visto en la primera entrega de la saga de "Lukas' Story" donde el mismísimo Lukas R. le practica una mamada antológica en un autobús. En esa escena (si mal no recuerdo) a Filip ni siquiera se le ve el rostro y solo es reconocible por el calibre de su pene. En esa escena, el tipo NO HACE NADA. Toda la acción corre a cargo de LR, quien apenas puede tragarse lo que le ponen ante sus hermosos ojos.

En esta oportunidad, las acciones son más repartidas, si bien casi toda la labor sigue en manos (en boca y en culo sería más apropiado) de Dano, quien tiene experiencia y aguante más que laureado. Su trabajo siempre es impecable. Es una injusticia que no haya alcanzado el renombre de otros chicos de su generación. No era tan bello como LR ni tan aniñado como Johan P. Sin embargo (al igual que otro relegado en el cuadro de honor como lo fue Daniel Valent), sus apariciones frente a la cámara jamás decepcionaron a la audiencia. Muy por el contrario, siempre sorprendieron por su natural predisposición y por el voltaje que alcanzaban. Vaya en este acto, mi sincera admiración y un justo reconocimiento a su trayectoria.

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Ya me dirán ustedes si el video ha sido de su agrado... Como si no supiera la respuesta, juas.