¿Existe el hombre perfecto?

Supongo que estarán de acuerdo conmigo en que el hombre perfecto no existe. Pero si pudiera haber alguien que ostentara ese título con justicia (al menos en lo que a belleza física se refiere), el chico que le presentamos hoy es un excelente candidato.

¿Basta con verle los ojos para convencerlos de lo que digo? ¿O son de los que necesitan pruebas para creer? Tal vez una nuca sensual pueda hacerlos cambiar de opinión.

Entiendo: son exigentes como buenos bananeros. Pero el chico vale la pena el suspenso. Como podrán ver a continuación, se trata de uno de esos modelos que van más allá de la pasarela y el set de fotografía.

¿Todavía no se convencen?

Bien. Vamos al grano.

La belleza que les presentamos hoy nació en Viena (Austria), el 13 de agosto de 1997. A los hispanoparlantes seguramente ha de llamarnos la atención su nombre. Es que esta hermosura se llama Augusta. Sí, Augusta Alexander. Estoy segura de que en la ciudad donde vive Juanjo habrá muchos chicos guapos como este, pero dudo que alguno de ellos se llame Augusta.

Cuando tenía cinco años, Augusta vio una foto de su abuelo (que era militar) en la que estaba practicando judo. Imaginen. La fotografía era en blanco y negro y se veía a un abuelo aun joven. Fue tal la impresión que le causó que, de pronto, quiso seguir los pasos del viejo nono. Así fue como se inició en lo que luego descubriría como su gran pasión. Entrenando cuatro o cinco días a la semana, Augusta obtendría su cinturón negro a los dieciséis años y, de allí en adelante, llegó a ser campeón austriaco en tres oportunidades.

Para él, el judo es una forma de vida, aunque siempre ha sido bueno para todos los deportes. Incluso ahora que puede decirse que se ha transformado en una celebridad en el mundo de la moda.

"No podría vivir sin eso. Necesito tener contacto con otras personas y el sudor y estar agotado después del deporte. Realmente me gusta la sensación después de hacer judo".

Amante de la música rap y de las sitcom, así como admirador de Arnold Schwarzenegger (nadie es perfecto), tal como les ha sucedido a tantos otros chicos lindos, se inició en el mundo del modelaje por sugerencia de un amigo. En este caso, uno de sus compañeros de judo le hizo notar el excelente físico que había desarrollado gracias al deporte. Así fue como se presentó en una agencia de modelos, pero inexplicablemente fue rechazado porque ¡ERA DEMASIADO MUSCULOSO! ¿Pueden creer algo así? Está bien que el muchacho mide 1,89 y un contorno torácico de UN METRO, pero tampoco la pavada. Imagino que el autor de semejante estupidez debe haberse querido matar luego de ver en donde está ahora el "musculoso" con nombre de mujer. Augusta no se hizo demasiado problema. Se concentró en sus estudios y en el entrenamiento y no volvió a pensar en el modelaje hasta que, dos años después, uno de los representantes de Wiener Models (la agencia más importante de Austria) encontró su ficha y lo fue a buscar al gimnasio para ofrecerle un contrato.

Su ingreso al mundo de la moda representó un cambio radical en la vida del bello Augusta. Su representante le sugirió activar su cuenta de Instagram para darse a conocer y ganar popularidad. Y él lo hizo tan bien que hoy tiene ya más de medio millón de seguidores (576k al cierre de esta edición). En su casa de Viena, Augusta tiene una pequeña piscina, en la cual suele filmar videos que luego sube a su cuenta. Una de esas filmaciones (en la que el chico camina sobre la capa de hielo que se formó en el invierno hasta que el hielo se quiebra) fue el punto de inflexión. La publicación se viralizó y alcanzó tres millones de visitas en un par de días, logrando que el rubio vienés se hiciera conocido en todo el mundo.

Así fue como el chico (luego de exitosos trabajos para los grandes de la moda europea) llegó al conocimiento nada menos que de Donatella Versace, quien lo quiso de inmediato para sus producciones. Él lo toma con gran naturalidad, pero moverse con tanta soltura en el ambiente de los más grandes de la moda y la publicidad del mundo no es algo de lo que muchos puedan vanagloriarse.

Y es que Augusta es uno de esos tipos que no necesitan ponerse en bolas para ser sexy. El chico suda sensualidad y cualquier amante de la belleza masculina sueña con tenerlo al alcance de la mano.

Por fortuna para nosotros, él no necesita desnudarse pero felizmente disfruta con quitarse la ropa para la cámara. Más allá de las directivas del fotógrafo de turno, se ve que mostrarse frente a la lente es algo que lo llena de placer. Tanto o más que a sus admiradores.

Esta imagen me inspira sentimientos religiosos.

En octubre de 2018, Augusta sorprendió con la noticia de que tenía que cumplir con el servicio militar en su país. Por suerte, en la Argentina no tenemos ese tipo de obligaciones (me apunta mi marido chongo que el servicio militar obligatorio fue derogado en la década de los noventa), pero si los soldaditos fueran tan calientes como Augusta, creo que visitaría los cuarteles con frecuencia. ¡Bendita suerte la de los austriacos!

Lo bueno es que las normas de la milicia por aquellas latitudes parece no ser muy estricta, puesto que el chico ha subido fotos y videos a su Instagram casi a diario, para documentar su vida castrense.

Si tenemos en cuenta que el nene tiene apenas veintiún añitos, podemos imaginar que hay Augusta para rato. Esa es una magnífica noticia.

Espero que les haya gustado la selección de fotos y, por supuesto, el mismísimo Augusta Alexander. Nos quedaron muchas fotos en carpeta. Las iremos publicando próximamente, junto a los videos que Augusta va subiendo a sus redes sociales.

Y no quisiera terminar esta publicación sin un merecido reconocimiento hacia el trabajo de mi marido chongo (Fede, por supuesto). El pobre se pasó dos tardes completas buscando, descargando y editando fotografías, tan solo para darme el gusto. Después hay algunos que se quejan porque (según ellos) BANANAS ya no es lo que era. Si supieran el trabajo que da mantener este blog en funcionamiento, se ahorrarían las críticas. Besitos para mi amorcito chongo (prometo que será debidamente compensado).