Once años en la Web

Hace ya mucho tiempo que Fede no preparaba un lote de fotografías para poner como fondo de escritorio. Aprovechamos que el día lluvioso lo inspiró para celebrar (con atraso) la llegada a la web de un blog que dio bastante que hablar durante once años, juas. Pasen y vean.

El blog de marras no es otro que este mismo, jejeje.

BANANAS nació el 18 de abril de 2007. Llevaba por entonces el nombre de BANANAS EN LA CAMA. ¿Se acuerdan? Muchas veces me cuestioné aquella decisión de cambiarle el nombre después de la primera censura. BANANAS EN LA CAMA era mucho más simpático y creativo y, cuando comenzamos con esta cuarta versión, después de tanta clausura moralista, pensé en retomar aquel nombre original que tanto me gusta. Pero Fede me convenció de no hacerlo, en función de una mejor orientación de algunos seguidores que, posiblemente, buscaran el blog con el nombre actual y no con el antiguo. Sea como sea, aquel título me gustaba más.

Pero más allá de ello, se han cumplido ya once años desde aquella tarde en que un ZekY's muy diferente al que soy hoy iniciaba esta aventura con un relato que, a la distancia, es casi inocente. Por obra y gracia de Fede (que hizo un respaldo de varias publicaciones poco antes de la primera clausura) todavía está en línea aquella primera publicación que lleva el título de "La Enciclopecia y el Volcán".

Sin duda no es de lo mejor que he escrito, pero por cierto que es un relato muy querido para mí, tanto porque fue el puntapié inicial para este blog que tantas satisfacciones nos ha dado, como porque me trae a la memoria a mi padrino, el único tipo que (exceptuando a mis maridos, claro está) me ha querido intensa y desinteresadamente.

Aquel ZekY's de hace once años tenía solo 20 y todavía rondaba las calles en busca de dinero, discutía con su madre y tenía en mente el deseo de convertirse en un buen docente. Hoy creo que lo he logrado y que soy mucho más que eso. Hace tiempo que ya no ejerzo la profesión que me ha permitido llegar hasta aquí con cierta holgadez económica y hace tiempo también que mi vieja ya no está. No me arrepiento de nada. El trabajo que ejercí desde adolescente fue, sin duda, un salvavidas para mí (por más que la moralina todavía reinante diga que es algo degradante) y las peleas con mi madre me fueron necesarias para no permitir que ella me hundiera en la ruinosa podredumbre de sus ideas religiosas.

Hoy tengo 32 años y me siento orgulloso de mí mismo y de lo que he construído con la ayuda invalorable de mis dos amores, Sony y Fede. Los tres nos hemos demostrado (con mucho esfuerzo, idas y venidas) que el amor no tiene número y, por sobre todas las cosas, ES LIBRE.

Y aquí estamos los tres, junto a nuestros queridos amigos de la vida real y de la vida virtual, celebrando esta duodécima temporada de BANANAS que tal vez no sea ya lo que fue, pero sigue firme batallando a su manera en defensa de su derecho a ser y a manifestarse contra los falsos defensores de la ética, esos mismos que siguen allí, al acecho de las voces y las vidas disidentes.